Siempre bromeo al referirme a mi
tapete de yoga como mi “tapete volador”. Porque realmente de los momentos mas
puros, apacibles y que me han llevado directo al corazón han sido en mi tapete
de yoga.
Que difícil poner en palabras lo
que sentí desde la primera clase de yoga que tomé. Fue en una playa donde un
querida amiga abrió la puerta de este maravilloso camino para que la magia
sucediera en mi vida. Era una mañana bellísima, nuestros tapetes tendidos en el
pasto, con la vista al mar y las palmeras arriba de nosotros. Al principio mi
mente estaba concentrada en hacer los ejercicio, en acomodar mi cuerpo externo
como la postura lo pedía. Minutos después, empecé a ver todo lo que me rodeaba
mas luminoso, brillante y bello. Como si alguien hubieran limpiado los lentes
por los cuales miraba. Llegó el momento de savasana, y fue ahí donde la magia
empezó a suceder: sentí mi cuerpo, mi mente y mi corazón como nunca antes lo
había sentido, era como si se fundiera todo a mi alrededor, yo misma me fundía
en un mar de paz.
Así fue como el yoga me tomó a mi
y entró en mi vida para quedarse por siempre. Desde entonces la magia no a
dejado de suceder. En mi corazón esta guardado cada momentos que pasado en ese
tapete, donde he sentido mi cuerpo, el esfuerzo físico, el amor, la conexión
conmigo misma y lo que me rodea, la paz, la compasión hacia mi misma y hacia
los demás, las lágrimas que han limpiando miedos, dolores, perdidas, acumuladas de tanto tiempo. He visto como la
energía ha ido disolviendo creencias limitantes y patrones que no me ayudan,
dejando en su lugar amor y paz.
Se que el trabajo es constante y
lo que requiere más esfuerzo de mi parte es llevar el yoga fuera del tapete.
Pero estoy en el camino. Cada mañana espero pararme en mi tapete de yoga y
poder iniciar el viaje a mi interior, el viaje que me lleve a conectarme con lo
mas profundo de mi ser. A veces el viaje es directo y sin paradas, la energía
fluye suavemente y me alineo con ella para danzar con la Shakti. A veces mi
mente salta de un lado al otro, mi corazón está más cerrado, no importa porque
estoy segura que siempre acabo sintiendo mejor y mucho mas conectada de cómo
empecé.
He sido testigo de la forma como
el yoga ha transformado mi vida, dentro y fuera del tapete. Me ha ayudado a ser
mas feliz, a disfrutar mas de la vida, me ha enseñado alinearme con la fuerza
divina y así co-crear con el Universo para traer mas belleza y amor a mi vida y
a la de los que me rodean.
He aprendido que no necesitamos
hacer viajes a lugares exóticos, poseer cosas extraordinarias, ni lograr nada. Todo
lo que necesitamos para ser felices esta dentro de nosotros, aunque a veces se
nos olvida. Es increíble como en SOLO 2 metros
cuadrados, contigo mismo puedas emprender de los viajes mas maravillosos!!!
No tenemos ni idea como este cuerpo no puede llevar tan profundo a nuestro
corazón.
El camino nunca termina siempre
puedes ir más profundo y eso me emociona… ¿Qué me encontraré hoy en mi tapete?...
¿que experimentaré?… ¿que sensación tocará mi corazón?... Lo que SI sé es que
me ayudará a sanarme, a ser una mejor persona y confío en que si cada uno vamos
sanando nuestra heridas, podemos sanamos al mundo. Por eso practica, practica, practica.