martes, 21 de febrero de 2017

Que no sea tu condicionamiento el que te controle.

Hoy quiero compartir un veinte que me cayó durante mi último retiro de meditación. Era un retiro de silencio y cada vez me sorprendo más, de lo que puede suceder cuando vas hacia adentro y quitas las distracciones de tu mente: estaba comiendo unas delicias veganas que nos ofrecen en el lugar y en un momento pude escuchar que mi cuerpo decía:  "Suficiente, ya con eso fue suficiente, no necesito más."
 
Si eso era lo que mi cuerpo decía y lo pude sentir perfectamente, pero...  mis ojos veían otra cosa, veían que había más comida en el plato. No sé tú, pero a mí me enseñaron a acabarme TODO lo que estaba en mi plato. Así que fue muy interesante observar en algo tan sencillo como es comer, algo que hacemos diario (muchas veces en automático), lo que pasa todo el tiempo con nosotros: por un lado, recibimos información que viene de adentro y nos dice una cosa, pero choca con las creencias, paradigmas y formas externas en las que nos educaron.
 
No sé bien cuanto tiempo estuve observando el conflicto entre escucharme a mí misma o seguir lo que había aprendido... realmente fueron segundo, pero cuando estas en ese espacio el tiempo es tan relativo que los segundo pueden ser eternos.

¿Y quién crees que "ganó"? ¡Mi condicionamiento!... acabe comiendo TODO lo que estaba en el plato y claro en la tarde mi estómago sufría las consecuencias, nada grave, sólo se sentía pesado, lo suficiente para recordarme que no le había hecho caso.
 
Fue un ejemplo muy sencillo, pero toda una revelación para mí de ver cómo hemos sido educados a no escuchar nuestro cuerpo, desde chicos nos han enseñado a seguir condicionamientos, reglas y eso hace que perdamos conexión con nosotros mismos, con nuestro cuerpo, con nuestra alma y corazón. ¿Y después nos preguntamos por qué sentimos tanto dolor? ¿Por qué no estamos felices?
 
Me quedó tan claro uno de los tantos beneficios de la meditación: volver a recuperar esa conexión con nosotros mismos, aprendemos a escucharnos nuevamente, a reconocer que no siempre ese condicionamiento externo que nos han enseñado es lo que va a nutrir nuestra alma y nuestro cuerpo.
 
¿Cuántas veces realmente nos escuchamos? ¿Qué tanto seguimos nuestro corazón? ¿Qué tanto podemos romper esos condicionamientos que nos hacen daño?
 
Cuando realmente aprendemos a escucharnos y a actuar conforme a lo que nos dice nuestra parte más sabia es que podemos encontrar la verdadera paz y felicidad que tanto buscamos afuera y nunca encontramos, porque la verdadera dicha y felicidad viene desde adentro, viene de alinearnos con nuestro corazón, porque él sabe, está alineado con esa Fuente Divina.
 
Mi invitación para este año es: medita, escúchate, consiéntete, quiérete y sigue el camino de tu corazón. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario